G. I. Joe: el origen de Cobra

Soldaditos de plástico


G. I. Joe: el origen de Cobra o G.I. Joe: the Rise of Cobra
(2009, 118 minutos)
Dirección: Sthephen Sommers
Guión: Stuart Beattie, David Elliot and Paul Lovett
Basada en los muñecos creados por: Hasbro
Fotografía: Mitchell Amundsen
Edición: Bob Ducsay, Jim May
Música de: Alan Silvestri
Elenco: Christopher Eccleston como McCullen; Adewale Akinnuoye-Agbaje como Heavy Duty; Joseph Gordon-Levitt como El Doctor/Rex; Marlon Wayans como Ripcord; Rachel Nichols como Scarlett; Dennis Quaid como el General Hawk; Sienna Miller como Ana/Baronesa; Jonathan Pryce como el Presidente de los Estados Unidos.


Cuando en una película se ataca y destruye un monumento mundialmente famoso, la Torre Eiffel por ejemplo, sin ninguna razón aparte de que sería genial ver cómo se derrumba, seguramente estás en las manos de un productor ignorante.

Si en la misma película, los héroes son soldados, personas cuya profesión es proteger a la ciudadanía, pero son soldados que no tienen ningún problema con causar un caos criminal en las calles de una ciudad, destruyendo automóviles y edificios y poniendo en peligro a cientos, quizás miles de civiles inocentes, entonces estás en las manos de un director de cine insensible.

Y si además, en esa misma película los héroes deciden atacar una base submarina disparando al hielo de la capa polar del Ártico para que el hielo se haga pedazos y se hunda, a pesar de que el hielo flota, como lo puedes probar en tu casa si hechas un par de hielos en un vaso de agua o como lo ha probado tan bien la naturaleza a lo largo de cientos de millones de años con una enorme capa de hielo que flota en todo el casco polar del Ártico, entonces estás en las manos de un escritor que no sólo es ignorante e insensible, sino que también se merece un premio como el más ilustre idiota de Hollywood.

¿Será posible que exista una película tan estúpida?

Aunque no lo creas esa película existe y se titula G. I. Joe, el origen de Cobra. Es sobre un grupo de soldados escogidos por los países más poderosos del mundo por razones que el guión muy sabiamente decide ocultarnos. Ahora bien, si estas naciones se han unido para crear un comando élite con sus mejores hombres y mujeres, entonces, ¿quiénes son los enemigos de esta unidad especial? Los escoceses, por supuesto. Uno de ellos es McCullen, un científico loco con la cara desfigurada y cuya familia tiene una trifulca en contra de la humanidad desde hace siglos.

Para efectuar una venganza en nombre de un antepasado que sí se merecía el castigo que le impuso la justicia, y por otras razones tan insensatas e improbables como esta, el resentido escocés ha creado nanorobots, una especie de plaga microscópica verde que puede comerse la Torre Eiffel con tanta rapidez y precisión que esta cae exactamente sobre la cámara de cine mientras turistas norteamericanos corren hacia los lados para no golpear la cámara, la cual finalmente es aplastada por una avalancha de modernos efectos digitales.

Afortunadamente, esta película de acción no es tan seria como lo sugiere la historia de un científico loco con el poder para destruir la tierra, porque los productores han contratado a Marlon Wayans, un comediante negro que se especializa en hacer películas que se mofan de películas estúpidas. Quizás es una estrategia para hacerle creer al público que esta no es una película estúpida sino la inteligente sátira de otra. Lamentablemente la estrategia no funciona porque los tres escritores de G. I. Joe se han tomado la historia demasiado en serio como para reírse de su propio material. Al parecer, dos cabezas piensan mejor que una, pero tres no tienen la capacidad de pensar en lo absoluto.

Y para que nadie diga que no hay un elemento racista en la idea de darle a Wayans el papel del negro chistoso, se ha incluido a la preciosa pelirroja Rachel Nichols para que se enamore de él… pero no porque es negro… ¡oh, no!, por supuesto que no, sino porque, bueno… Wayans es simpático, o sea, un negro pero de los chistosos. Si no fuese así, la pelirroja se habría enamorado del otro negro, Adewale Akinnuoye-Agbaje, que es más negro, más grande y… bueno, el nombre lo dice todo.

Cuando es visible, Rachel Nichols viste un traje que se ajusta acentuando los puntos más sensuales de su cuerpo, incluyendo las piernas, la espalda, las caderas, el vientre, la cintura, los muslos, los pechos, los hombros, el cuello, los tobillos, las rodillas, las axilas, los codos, los omóplatos, las costillas... ¡Uh!... ¡Ah!... ¡Uff!... Sin duda, esto es algo que excitará enormemente a los varones mayores de 12 años. Pero en sus escenas de combate, Nichols usa un traje que la hace invisible, lo cual excitará sin medida a los niños menores de 12 años mientras imaginan qué genial sería tener un traje así... ¡Uh!... ¡Ah!... ¡Uff!...

Por cierto, aparentemente el actor principal de la película es Joseph Gordon-Levitt, pero francamente no recuerdo porqué. Tal vez porque de todos los miembros del reparto, él es el que más se parece a los muñecos de plástico que inspiraron esta película dirigida por Stephen Sommers, un hombre que sí sabe cómo dirigir a sus actores como si fuesen muñecos de plástico.

Rachel Nichols y Marlon Wayans

Originalmente publicada en Avalorama, San Salvador, 2009.

© 2009, Jorge Ávalos.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaja si yo pense exactamente lo mismo, cuando dispararon al hielo y aplasto la base. pensé, Me están tratando de idiota??