El Oscar 2010: las mejores películas del año


Diez para recordar



Estos son mis apuntes críticos sobre las diez películas nominadas al premio de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas como mejor película del año, tal y como fueron publicadas en El Diario de Hoy entre el 25 de febrero y el 6 de marzo. Mi predicción como mejor película del año fue a favor de la que eventualmente ganó el premio: The Hurt Locker, intitulada Zona del miedo en El Salvador, Tierra hostil en España, y que yo prefiero llamar El candado del dolor.

Este año adiviné los premios en todas las grandes categorías, excepto una: mejor fotografía. En algunos casos creo que los premios habrían sido más interesantes o más justos si hubiesen concedido la estatuilla a otros nominados. Por ejemplo, todos sabíamos que Sandra Bullock iba a ganar el premio a la mejor actriz del año, pero ¿no habría sido más interesante que Gabby Sidibe lo hubiese ganado? Por otro lado, mi favorita para este premio no era ninguna de ellas, sino Carey Mulligan por su extraordinaria interpretación en Una educación. Otra categoría en la que el premio podría haber sido más justo es en la de guión original para cine. Consideremos esto: ¿qué película tiene las escenas más intensas acompañadas de los diálogos más memorables? Respuesta: Inglorious Basterds. Regresando al tema de la fotografía, este fue un premio otorgado a la película equivocada; Avatar no lo merece porque la mayor parte de sus imágenes fueron creadas por medio de programas de arte digital, de hecho, Avatar podría muy bien haber sido nominada como mejor película animada.


District 9: Escape de la tierra

Distrito 9 es algo radicalmente distinto: ciencia ficción realista. En lugar de proyectarse hacia el futuro, se apropia de los elementos clásicos del género y los usa para examinar aspectos oscuros de la naturaleza humana. Distrito 9 combina un estilo documental, reflexivo y mordaz, con dramáticas escenas de acción.

La historia se ubica en Suráfrica por una buena razón: durante el régimen del Apartheid, cuando la minoría blanca tenía todo el control político y económico de una de las regiones más ricas del mundo, existió, en medio de Ciudad del Cabo, un Distrito 6 en el que vivían 60 mil pobladores africanos. En 1996, una orden gubernamental declaró el área “sólo para blancos”, obligando a sus habitantes a emigrar a una zona desértica a 25 kilómetros de distancia.

Distrito 9 le da un giro satírico a esta historia: los pobladores son una colonia de alienígenas cuya nave encalló en la tierra. A pesar de que parecen insectos y les encanta la comida de gato, dos alienígenas, el navegante de la nave Christopher y su pequeño hijo, se ganan nuestra simpatía y forjan una alianza con un burócrata oportunista. Esta relación, al parecer, definirá el curso de la raza humana.

A pesar de numerosas referencias a clásicos como La mosca (la versión de David Cronenberg), Robocop o ET, estamos ante una obra original e impredecible. Considerando la competencia, Distrito 9 no ganará el Oscar a la mejor película del año: su premio es la nominación, un espaldarazo a la visión innovadora de su creador, Neill Blomkamp.


Up in the air: En el aire

De las películas nominadas al Oscar como la mejor del año, Up in the Air parece ser la más ajena a nuestra realidad. Es la historia de un hombre que se dedica a despedir empleados de empresas afectadas por la crisis económica en los Estados Unidos. Pero no nos equivoquemos: este es uno de los dramas más relevantes del año.

Up in the Air significa dos cosas: su traducción más fiel es “estar en las alturas”; su sentido metafórico es “estar en nada”. Ryan Bingham, interpretado por George Clooney, encarna ambos sentidos de esta frase. En el transcurso de la acción, Bingham se convierte en la séptima persona en el mundo que acumula diez millones de millas como viajero frecuente. Esta condición de constante movimiento significa que en su vida no hay lugar ni para el amor ni para la familia.

Las mujeres que rodean a Bingham, sin embargo, lo obligan a reconsiderar su vida: sus hermanas le exigen apoyo; una joven ambiciosa en su empresa desafía su posición laboral; y una atractiva viajante lo hace anhelar el amor. Un profesional seguro de sí mismo se convierte en uno emocionalmente confundido. La ironía es que esto es positivo: para encontrar una salida, un hombre debe saber primero que está perdido.


Up: Una aventura de altura

Cuando los mejores críticos de cine en los Estados Unidos hicieron sus listas de las diez mejores películas de 2009, la mayoría prefirió no incluir Up, una producción de dibujos animados de los estudios Pixar. Estos críticos se equivocaron: Up es un pequeño milagro del cine, y merece el puesto que el Oscar le ofrece al incluirla entre las nominadas a la mejor del año.

Sus méritos son muchos, comenzando por el diseño y el arte de producción, que incluye la creación en dibujos animados de una gran urbe y de la selva amazónica; del cálido espacio cotidiano de un hogar de mitad del siglo XX y del vasto y complejo interior de una nave fantástica del siglo XIX; de personajes humanos inolvidables y de una fauna exótica y colorida.

La historia de Up es enteramente original, divertida e impredecible: un viejo solitario y cascarrabias llamado Carl, encumbra su casa con miles de globos inflados con helio en un viaje a la selva amazónica; accidentalmente, un entusiasta niño explorador llamado Russell lo acompaña. Sólo la primera parte, en la que se expone, sin palabras, la vida amorosa de Carl y que culmina con la muerte de su esposa vale el precio de la entrada.

Sí, hay muerte y peligro de muerte en esta película para niños, que también explora las emociones vinculadas a la orfandad y la soledad de niños y ancianos. ¿Triste? ¡No! ¿Por qué? Porque la vida es una aventura, y porque nuestra torpeza humana al momento de vivirla es infinitamente divertida.


An education: Auténtica y adorable

Entre la reñida competencia de las películas nominadas al Oscar como la mejor del año, Una educación ocupa un lugar especial: su distinción consiste en ser una producción de corte clásico. No contiene escenas de acción ni de fantasía. Tampoco recurre a una paleta de efectos especiales ni a un despliegue de innovaciones de estilo.

Como en las mejores películas de la década de 1960, esta es una buena historia (de Lynn Barber), narrada impecablemente por un excelente guionista (Nick Hornby) y dirigida con elegancia por Lone Scherfig. Más importante aún, esta película ostenta una actuación inmortal. Aún no has oído hablar de ella y nunca antes la has visto en otra película, pero su adorable personalidad y su radiante belleza ha sido capturada para siempre en una cinta de celuloide de 35 milímetros: su nombre es Carey Mulligan.

Sin la joven y novata actriz británica que interpreta el papel protagónico de Jenny, esta película habría pasado inadvertida. En el fondo, este es un romance triste, y quizás, incluso, oscuro. Una educación es sobre la seducción de una joven de 16 años por un hombre distinguido y carismático que podría ser su padre.

Pero no hay que temer: la relación de la joven con el hombre no es tan importante como el despertar de la joven a las posibilidades que le ofrece la vida. Y al interpretar esa historia secreta de amor, Mulligan nos deslumbra. Esta es una obra genial sobre el camino a una sensata madurez, pero marca también el nacimiento de una estrella.


The Blind Side: Lo que ves es lo que es

La pregunta más frecuente que se me ha hecho sobre The Blind Side es: ¿Existen personas así, como la que interpreta Sandra Bullock? Y la respuesta es sí. Es increíble, pero cierto. El cinismo, la mezquindad y el racismo también prosperan en los Estados Unidos, por supuesto, pero las buenas conciencias tienden a imponerse.

Ese personaje increíble es Leigh Ann Tuohy, una mujer profesional, inteligente, muy atractiva, de valores muy conservadores y que, llevada por sentimientos de compasión, alberga en su hogar, y eventualmente adopta a Michael Oher, un joven indigente que atiende la misma escuela cristiana en la que estudian sus dos hijos.

Hay que mencionar también, porque esto es importante, que Leigh es blanca y de alta clase social, y que Michael es afroamericano, hijo de una mujer drogadicta. Pero él está destinado a convertirse en una estrella del fútbol americano. Ahora bien, ¿acaso no es posible que Leigh haya adoptado a Michael por su talento? ¿No por compasión, sino como una inversión a largo plazo?

The Blind Side cuenta una historia real y lo hace muy bien, sin estereotipos ni clichés. Pero al concentrar toda su fuerza en la magistral actuación de Bullock, la mejor de su carrera, le niega al joven Michael, el lugar que merece en esta historia. Aun si aceptamos que sin ella él no sería una estrella del deporte, también tenemos que admitir que sin él ella no sería la madre de un héroe. En este caso, Bullock merece un Oscar, no la película.


Inglourious Basterds: Los nazis también lloran

La nominación de Inglourious Basterds como mejor película del año era inevitable: los valores estéticos de esta nueva obra maestra de Quentin Tarantino son innegables. Pero una estela de críticas rodea también esta producción sobre un comando especial de soldados judíos dedicados a sembrar el terror entre los nazis.

Esas críticas se centran en el supuesto revisionismo histórico de Tarantino. En la visión delirante del poeta maldito del nuevo cine estadounidense, la Segunda Guerra Mundial llega a su fin no con la derrota militar de la Alemania nazi, sino con una venganza infernal e implacable en una sala de cine.

Tarantino no ha escrito y dirigido una obra sobre la guerra ni sobre los nazis ni sobre la búsqueda de la reivindicación de los judíos aunque todo esto está hábilmente entrelazado en su historia. En realidad, Inglourious Basterds es la celebración de un tipo de cine popular que dominó las pantallas de los teatros durante la década de 1970. Ante todo, Basterds es una glorificación de cierta manera de ver y sentir el cine.

Cada imagen, cada secuencia, cada sonido en esta película tiene el don de exaltar los sentidos. El famosísimo primer episodio en la que aparece por primera vez Christopher Waltz como el coronel Hans Landa, arraiga la acción no en La Historia sino en un sentido exaltado de la realidad construido por completo con el lenguaje del cine. Esta es una película que no necesita un Oscar para cubrirse de gloria.


A serious man: Una belleza americana

Cada película que los hermanos Ethan y Joel Coen escriben y producen es una incursión en un género distinto. Aún así, todas tienen algo en común: una fastidiosa perfección. Un hombre serio no es la excepción a esta regla.

El sello del estilo Coen consiste en desafiar las expectativas del público con una transgresión narrativa y cargarla de humor negro. Fargo es un drama policial, pero la policía en cuestión era una mujer rondando los nueve meses de embarazo. Sin lugar para los débiles es una película de “cacería humana” pero el cazador era el asesino y el perseguido no era ningún inocente.

En el caso específico de Un hombre serio los Coen están satirizando la tragicomedia suburbana. Esta es la versión Coen de American Beauty, excepto que la familia en cuestión es judía y el padre es un buen hombre brutalmente atacado por el innombrable todopoderoso. Es decir, esta es una adaptación actualizada de El libro de Job.

Para un cristiano El libro de Job es un poema dramático. Para un judío el sufrimiento de Job es la piedra de toque de un sentido de humor milenario que comprende que una extraña cadena de errores y malentendidos es divertida si le sucede a otra persona.

Con cada cosa que le pasa, Larry Gopnik se pregunta, ¿por qué a mí? Mientras más peligroso se torna su destino, más cómico es para nosotros. Un hombre serio es demasiado excéntrica para ganar el Oscar a la mejor del año, pero es una belleza.


Precious: Toda vida es preciosa

Precious demuestra porqué el valor artístico de una película reside en cómo ha sido hecha, no sólo en su argumento. Esto no tiene nada que ver con la antigua riña entre contenido y forma sino con el concepto de visión. Precious es una obra de arte visionaria.

En el sentido realista, esta es la historia de una joven afroamericana de 16 años, preñada por segunda vez por su propio padre, física y emocionalmente abusada por su madre, que además tiene que soportar las burlas que sus compañeros de escuela le dirigen porque es obesa. Y todo esto sucede en Harlem, Nueva York, en 1987, cuando la adicción al “crack” (cocaína en piedra) hundió al barrio en un estado de miseria.

Pero Precious también rebosa del tipo de realismo mágico que hizo de la ya clásica película francesa Amelie un éxito internacional. Por ello, en un sentido más elemental, esta es una obra sobre la victoria del espíritu humano. Cuando todo parece perdido, Precious descubre quién es, recobra su dignidad y comparte su historia en sus propias palabras.

Precious cuenta con actuaciones magistrales de todo su elenco, incluso de varias estrellas de la música pop: Mariah Carey, Lenny Kravits y Mo’Nique, aterradora como la madre abusiva. Pero es la relación entre Precious y la señorita Rain, interpretadas por Gabourey Sibide y Paula Patton, la que nos rompe el corazón. Lo admito, al final lloré como un niño. Gracias, Precious, yo también te amo.


The Hurt Locker: El candado del dolor

The Hurt Locker es una película sobre la adicción a la guerra. El título significa “la caja fuerte del dolor”, un concepto muy alejado de los títulos que se le han dado en español: La zona del miedo; o Tierra hostil. El título en inglés indica que las personas podemos ponerle un candado a nuestras emociones.

Esta película es una paradoja. En cierto sentido es muy superficial: con una mirada impasible nos muestra el comportamiento de un grupo de soldados que se dedican a desactivar bombas, la situación más extrema en una condición humana de por sí extrema.

La directora, Kathryn Bigelow, no nos ofrece un panorama histórico o un contexto político. Tampoco nos dice si está a favor o en contra de la guerra. Al examinar con tanta atención el trabajo de un desactivador de explosivos y de su equipo de apoyo, The Hurt Locker parece ser una celebración del coraje y el profesionalismo del ejército de los Estados Unidos durante la ocupación en Irak.

Pero una vez que notamos que el éxito de esta gran operación militar depende del rechazo del soldado a su humanidad, y del cumplimiento ciego de inexplicables órdenes de un alto mando invisible, nuestra visión sobre esta guerra adquiere otro cariz.

Si hay una zona del miedo para el sargento William James, el desactivador de explosivos, es la de una vida sin emociones extremas. The Hurt Locker se impone como la más seria competencia para ganar el Oscar como la mejor película del año.


Avatar: Paraíso recobrado

Avatar es el mayor contendiente al Oscar como mejor película del año. Ninguna objeción crítica puede negar que la última creación de James Cameron es un hito en la historia del cine. Al afirmar esto, no me refiero a los aspectos industriales ni mercadológicos: sabemos que ésta es la película más cara y la más taquillera de la historia, pero esto no cuenta si la apreciamos como obra de arte.

Avatar es un hito porque es el punto culminante de un proceso de experimentación técnica que sincretiza todas las tecnologías del arte cinematográfico. La animación de modelos mecánicos se combina con animación digital y nos ofrece personajes fantásticos enteramente realizados y completamente verosímiles.

Las escenografías y locaciones reales de Avatar, que por sí mismas darían lugar a una aventura humana interesante, se sienten relativamente banales en contraste con el mundo mítico del planeta Pandora. Como creación artística, esta obra nos afronta a la posibilidad de un cine sin lugar para actores de carne y hueso. Este podría ser el comienzo de un ámbito de invención visual y narrativa sin límites.

La mayor debilidad de Avatar no es argumental, como algunos críticos suponen. La historia es sustancial y relevante, y está sólidamente estructurada; los personajes son complejos y las situaciones exigen de ellos cambios profundos y grandes sacrificios. Su problema radica en el grave desequilibrio entre su naturaleza épica y sus dos minúsculos enemigos: un empresario sin escrúpulos y un soldado mercenario. Aun así, Avatar es una obra maestra.


Estas notas críticas se publicaron originalmente en El Diario de Hoy, San Salvador, entre el 25 de febrero y el 6 de marzo de 2010.

© 2010, Jorge Ávalos.

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